Madrid, Septiembre-2024
¡Un cariñoso saludo y mis mejores deseos de que te encuentres en Paz!
“Atha yoga anuśasanam” (Yogasutras, I,1)
Así es como empieza el texto más importante el Yoga, el cual, aunque sea un texto de Raja Yoga (de meditación) contiene “dedos” que apuntan al resto de los principales Yogas: Karma Yoga ( la acción sin interés “personal”), Bakti Yoga (o devocional) y Gñana Yoga (el de la Comprensión que “libera”).
El Hatha Yoga, el que se suele practicar en las clases, con las distintas formas y variantes, es una base, una preparación, una plataforma para escalar hacia la cima del Raja Yoga (así lo dice, por ejemplo, el Hatha Yoga Pradipika, uno de los textos más importantes del Hatha). Por eso, todo practicante serio y entregado que profundiza en el Hatha Yoga, termina incorporando también el Raja Yoga en su práctica o sadhana. Como un buen bocadillo, el Hatha Yoga es el pan, un excelente pan, pero lo que va dentro es el “jamón vegetal y espiritual” (porque no sólo de pan vive el hombre).
Así, siempre es bueno mirar e investigar en este texto de Patanjali, porque aunque es para practicantes avanzados, también es una referencia para quienes sólo practiquen asanas, respiración, pranayama y relajación.
Dice entonces este primer sutra o aforismo que “Ahora” (atha) se van a dar las “Instrucciones o Enseñanzas” (anusasanam) sobre la “Unión o Liberación” (yoga). Ahora, cuando uno se ha preparado con otros Yogas (también con el Hatha)…; ahora, cuando ya se tiene un cierto grado de purificación…; ahora… las instrucciones concisas y contundentes para llegar a la cima del Yoga.
Muy bien. Pero ¿qué es el Yoga?
“Yoga chitta vrtti nirodah” (Yogasutras, I,2)
“Yoga es el cese (nirodah) de la identificación con las fluctuaciones o modificaciones (Vṛtti) mentales (chitta)”. Es decir, cuando se deja de estar identificado o apegado con los distintos estados mentales (que son cinco).
Cuando el sol de la conciencia brilla sin que ninguna nube opaque su esplendor, sin que ninguna clase de ignorancia (“avidya”) confundan al yogui con Lo que Es.
¿Y qué ocurre entonces, qué pasa cuando cesa la ignorancia que nos hace empantanarnos con los movimientos mentales o las expresiones de la consciencia (vrittis)?
“Tada drastuh svarupe’ vasthanam” (Yogasutras, I, 3)
Entonces (tada), el vidente o yogui (drastuh) se establece (avasthanam) en su propia Naturaleza Esencial, en su Verdadera Realidad (svarupe). Entonces, se deja de vivir en lo aparente, en lo falso, en la “ignorancia básica”… Entonces, por fin, uno vuelve a Casa, uno sabe Quién es, uno reconoce lo Real.
O sea, que vivimos alejados de Lo Que Somos. Por eso sufrimos, por eso estamos siempre insatisfechos, por eso vivimos desde la ficción de un ego (que genera karma).
Me acuerdo que a una pregunta que le hicieron a Nisargadatta (un maestro del Vedanta Advaíta) respondió: “Deja de buscar lo que no eres y encuentra lo que nunca has perdido”. Es una forma de resumir los tres sutras mencionados: el Yoga sucede cuando cesa la identificación con lo que no eres y entonces te encuentras con Lo Que Eres y Siempre Has Sido.
Bueno, dejamos ya a Patanjali. Todo lo anterior puede parecer muy profundo y alejado de una práctica “normal” con asanas, respiración, relajación, etc., pero es la dirección del Yoga. No importa si se utilizan unas u otras técnicas, o se explique de forma diferente en base a otros textos (como en el Tantra o el Budismo), pero es hacia Ahí, hacia este núcleo al que debe apuntar todo Yoga.
Es verdad que luego podemos practicar para relajarnos, estirarnos, aliviar el dolor de espalda, calmar la mente, fortalecernos, etc. Pero todo ello prepara, predispone, incita…Son pasos en el camino. Y la Atención ha de estar en cada paso, pero la Intención en el destino, en Despertar a Lo Que Soy.
Ánimo…, entusiasmo…. Sólo un paso de Consciencia, sólo un paso en el Camino tiene más valor y merece más la pena que toda una vida de inconsciencia. Porque el sentido de la Vida no está en tener éxito o estar “agustito” en este mundo siempre cambiante…, sino en vivirlo-trascendiéndolo.
Como es costumbre, me despido con un soneto yóguico, sobre una práctica que realizamos a menudo en las clases.
Om fraternal abrazo!
Ommm Shanti!
José Blázquez
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