La forma y el fondo de cómo vivimos y lo que hacemos se refleja en la meditación.
¿Qué haces durante el día? Pero sobre todo, ¿Cómo lo haces? ¿Cuál es tu grado de presencia o de dispersión? ¿Cómo reaccionas, si es que reaccionas, a las vicisitudes diarias?…
En la meditación aparece lo que ya te sucede,
pero te paras para mirarlo…, para Verte. Aunque, al igual que en discurrir cotidiano, es probable que, consciente o inconscientemente, también en la meditación busquemos fugas, huidas del “insípido presente”: nos dormimos, o nos quedamos “en babia”, o nos enredamos en alguna elucubración, o nos “agarramos” a la respiración para no ver, o nos obsesionamos con la postura, etc.
La meditación no suele ser meditación, sino cierta purificación.
Purifico cuando miro y no reacciono con deseo o rechazo al objeto que tengo delante. Purifico cuando observo con lucidez y ecuanimidad.
Y cuando se ha limpiado al menos bastante “hojarasca”…,
entonces Vemos…o, más bien, sucede el Ver… Aparece el Silencio de fondo…, la Paz de fondo…, la Consciencia desnuda…
Es entonces cuando la meditación sucede…No meditamos… Desaparece el meditador y la Meditación sucede…
Para empezar a meditar
o, más bien, para empezar a acercarse a lo meditativo, se requiere de un interés por mirarse, un impulso interior de Ver, de querer Comprender. Porque si lo hacemos por curiosidad, por entretenerse, porque esta tarde la tengo “libre”, o porque es una moda, o porque quiero que se me vayan los problemas, o porque he oído que con esta técnica voy a “estar bien”, o porque…, … Sin ese impulso, sin esa “demanda interior” (aunque quizás al principio no sepamos que la tenemos), seguramente lo dejaremos enseguida.
Para meditar
o, más bien, para dejar que lo meditativo se infiltre en mi “casa”, he de quitar obstáculos, premisas, condiciones… He de acercarme con una actitud valiente e inocente, de apertura, de no saber. Pero si no fuera porque me molesta la espalda, o porque se me duermen las piernas, o porque he quedado, o porque hoy estoy muy preocupada por un asunto, o porque es mi cumpleaños, o el de mi abuela, o porque estoy cansada, o porque es Navidad, o porque… No pasa nada. No te molestes contigo misma. No quieras hacer…lo que no quieres hacer. Simplemente aún no ha surgido el impulso, no ha brotado el “ardiente interés”.
ese que invita a pararse y observarse, puede ser una preparación del terreno, puede ser el Tapas o práctica constante que, como dos palitos que se frotan y frotan, haga surgir la chispa que encienda un día la Demanda Interior. El Interior que empuja quizás con preguntas como “¿Quién soy yo?”, “¿Cuál es mi misión en la vida?”, “¿Es posible estar en Paz con cualquier circunstancia?”, “¿Puedo entrar y vivir desde lo No Manifestado, no visto, no olido, no tocado, no escuchado, no pensado?”
Si la meditación dependiese de que todo se arregle, de que se cumplan todas las condiciones que pongo en el “Contrato de mi editación”, de que el mundo se pare 20 o 30 min. porque “voy a meditar”…, entonces ¿cuándo empiezo?
Cuántas más condiciones pongamos a la meditación, más nos alejaremos de ella… O sea, cuantas más condiciones me pongo a mí mismo para Ser Lo Que Soy…,
más me alejo de Lo Que Soy.
Om shanti.
Escrito por José Blázquez, director de la escuela de Yoga Sati.
Dentro del Hatha Yoga, se incluye dentro de los Shatkarmas o limpiezas, ejercicios de purificación interna. Consiste en fijar la atención en un objeto o representación (estará a la altura de los ojos a la distancia de un brazo), intentando parpadear lo menos posible hasta que los ojos lloren. De esta forma, se limpian los ojos.
Dentro del Raja Yoga, la intención va más allá. Consiste en trabajar la concentración, sobre todo, la mirada interior.
En lo que concierne al trabajo de desarrollo interno, la práctica sistemática de trataka induce directamente la aparición de los estados de concentración y meditación.
Swami Digambarananda Saraswati-Danilo Hernández.
Consideraciones a tener en cuenta
Podemos fijar la mirada sobre cualquier objeto, preferiblemente que tenga algún valor o simbolice algo para el practicante (un yantra, un mandala, una llama, una bola de cristal, la representación de una deidad, etc…. También se puede elegir una zona del cuerpo también, como entrecejo o punta de la nariz.
Este objeto se colocará a la altura de los ojos a un metro/medio metro aproximadamente de distancia.
No se deben usar gafas o lentillas.
Si usamos objetos luminosos para la práctica, se deberá hacer un descanso cada dos meses.
Tipos de trataka en el Raja Yoga
Concentración externa-Bahir trataka
Concentración externa e interna-Bahir y Antar trataka
Concentración interna-Antar trataka
Bahir trataka
Cuando fijamos la atención ininterrumpidamente, sin parpadear, sobre un objeto externo. Es importante empezar poco a poco, sin forzar nada, con unos pocos minutos al principio hasta conseguir permanecer aproximadamente 10/15 minutos.
Después de un rato, cuando aparezcan las lágrimas, se cierran los ojos (podemos hacer un cuenco con las manos y tapar la cavidad ocular) y los dejaremos descansar hasta recuperarnos para continuar.
Bahir y Antar trataka
Generalmente, se usan estas dos combinaciones de concentración. Después de realizar Bahir trataka, cerramos los ojos y dirigimos la mirada interna al entrecejo. Aparecerá el “negativo” de la imagen que hemos estado mirando. Cuando esa contraimagen desparezca, abrimos los ojos y comenzamos de nuevo Bahir trataka.
Antar trataka
Visualización del objeto o imagen escogida en el entrecejo. Requiere de práctica, capacidad de visualización y una mente en calma. Una vez elegida la imagen interna, intentamos fijarla hasta su anclaje definitivo.
Esta práctica permite una mayor interiorización y profundización de la consciencia.
Swami Digambarananda Saraswati-Danilo Hernández.
Beneficios
Fortalece los nervios y músculos oculares.
Mejora la vista, sobre todo en casos de miopia.
Disuelve la tensión nerviosa y alivia el insomnio.
Tranquiliza la mente y mejora la memoria.
Aumenta la capacidad de concentración. Despierta el potencial latente en la ment y las facultades psíquicas -siddhis-
Equilibra al actividad de los nadis ida y píngala. Despierta sushumna nadi.
Activa ajna chakra y despierta la visión del mundo sutil. La energía que utiliza ajna chakra es la misma que utilizan los ojos en sus movimientos. Cuando los ojos se inmovilizan, parte de su energía queda disponible y se desliza hacia el centro más cercano, ajna chakra, el cuál se estimula, y acrecienta su actividad.
Trataka induce la aparición de los estados de concentración y meditación.
Puedes conocer y desarrollar esta práctica consultando el libro Claves del Yoga, teoría y práctica. Esta lista de beneficios están desarrolladas en este libro de forma sencilla y clara.
¡Un cariñoso saludo y mis mejores deseos de que te encuentres en Paz!
“Atha yoga anuśasanam” (Yogasutras, I,1)
Así es como empieza el texto más importante el Yoga, el cual, aunque sea un texto de Raja Yoga (de meditación) contiene “dedos” que apuntan al resto de los principales Yogas: Karma Yoga ( la acción sin interés “personal”), Bakti Yoga (o devocional) y Gñana Yoga (el de la Comprensión que “libera”).
El Hatha Yoga, el que se suele practicar en las clases, con las distintas formas y variantes, es una base, una preparación, una plataforma para escalar hacia la cima del Raja Yoga (así lo dice, por ejemplo, el Hatha Yoga Pradipika, uno de los textos más importantes del Hatha). Por eso, todo practicante serio y entregado que profundiza en el Hatha Yoga, termina incorporando también el Raja Yoga en su práctica o sadhana. Como un buen bocadillo, el Hatha Yoga es el pan, un excelente pan, pero lo que va dentro es el “jamón vegetal y espiritual” (porque no sólo de pan vive el hombre).
Así, siempre es bueno mirar e investigar en este texto de Patanjali, porque aunque es para practicantes avanzados, también es una referencia para quienes sólo practiquen asanas, respiración, pranayama y relajación.
Dice entonces este primer sutra o aforismo que “Ahora” (atha) se van a dar las “Instrucciones o Enseñanzas” (anusasanam) sobre la “Unión o Liberación” (yoga). Ahora, cuando uno se ha preparado con otros Yogas (también con el Hatha)…; ahora, cuando ya se tiene un cierto grado de purificación…; ahora… las instrucciones concisas y contundentes para llegar a la cima del Yoga.
Muy bien. Pero ¿qué es el Yoga?
“Yoga chitta vrtti nirodah” (Yogasutras, I,2)
“Yoga es el cese (nirodah) de la identificación con las fluctuaciones o modificaciones (Vṛtti) mentales (chitta)”. Es decir, cuando se deja de estar identificado o apegado con los distintos estados mentales (que son cinco). Cuando el sol de la conciencia brilla sin que ninguna nube opaque su esplendor, sin que ninguna clase de ignorancia (“avidya”) confundan al yogui con Lo que Es.
¿Y qué ocurre entonces, qué pasa cuando cesa la ignorancia que nos hace empantanarnos con los movimientos mentales o las expresiones de la consciencia (vrittis)?
“Tada drastuh svarupe’ vasthanam” (Yogasutras, I, 3)
Entonces (tada), el vidente o yogui (drastuh) se establece (avasthanam) en su propia Naturaleza Esencial, en su Verdadera Realidad (svarupe). Entonces, se deja de vivir en lo aparente, en lo falso, en la “ignorancia básica”… Entonces, por fin, uno vuelve a Casa, uno sabe Quién es, uno reconoce lo Real.
O sea, que vivimos alejados de Lo Que Somos. Por eso sufrimos, por eso estamos siempre insatisfechos, por eso vivimos desde la ficción de un ego (que genera karma).
Me acuerdo que a una pregunta que le hicieron a Nisargadatta (un maestro del Vedanta Advaíta) respondió: “Deja de buscar lo que no eres y encuentra lo que nunca has perdido”. Es una forma de resumir los tres sutras mencionados: el Yoga sucede cuando cesa la identificación con lo que no eres y entonces te encuentras con Lo Que Eres y Siempre Has Sido.
Bueno, dejamos ya a Patanjali. Todo lo anterior puede parecer muy profundo y alejado de una práctica “normal” con asanas, respiración, relajación, etc., pero es la dirección del Yoga. No importa si se utilizan unas u otras técnicas, o se explique de forma diferente en base a otros textos (como en el Tantra o el Budismo), pero es hacia Ahí, hacia este núcleo al que debe apuntar todo Yoga.
Es verdad que luego podemos practicar para relajarnos, estirarnos, aliviar el dolor de espalda, calmar la mente, fortalecernos, etc. Pero todo ello prepara, predispone, incita…Son pasos en el camino. Y la Atención ha de estar en cada paso, pero la Intención en el destino, en Despertar a Lo Que Soy.
Ánimo…, entusiasmo…. Sólo un paso de Consciencia, sólo un paso en el Camino tiene más valor y merece más la pena que toda una vida de inconsciencia. Porque el sentido de la Vida no está en tener éxito o estar “agustito” en este mundo siempre cambiante…, sino en vivirlo-trascendiéndolo.
Como es costumbre, me despido con un soneto yóguico, sobre una práctica que realizamos a menudo en las clases.
Ahbay Tulku Rimpoche (Jigme Thupten Tendar) es Abad del Monasterio Yega Choeling en Shigatse, Tíbet y de su rama Tsangpa Metsen en India. Nace en Darjeeling, India; con 7 años se hace monje en el monasterio de Ganden Jangtse en el Sur de India. A los 12 es reconocido por su Su Santidad el Dalai Lama como la reencarnación del Lama Ahbay y nombrado Ahbay Tulku Rimpoche.
Desde 2009 Ahbay Rinpoche se establece en Karnakata, sudeste de la India y viaja regularmente por Europa y América del Norte para difundir las enseñanzas del Dharma.
Rimpoche quiere decir joya preciosa y es un indicativo de alto grado de evolución espiritual. Tulku es reencarnado consciente para el beneficio de todos los seres sintientes. Es Geshe o maestro espiritual y ha realizado estudios avanzados en la Universidad tántrica de Gyumed.
Tiene los títulos de estudio de los cinco libros más importantes del budismo Mahayana:
Pramana Sastra.
Paramita Sastra. Prajanaparamita. La perfeccion de la sabiduría.
Madhyamika Sastra. La vía media.
Abhidharma Sastra. Enseñanza del Bhuda.
Vinaya Sastra. Reglas monásticas y seglares.
Ahbay Tulku Rinpoche dedica todo lo recaudado para el proyecto que ha puesto en marcha de construir un nuevo monasterio en la India, en el cual, además de las actividades monásticas habituales, presta servicio a la comunidad a través de una enfermería y una biblioteca.
Habla inglés y es muy cercano y claro en sus enseñanzas.
¡Un cordial saludo amig@, con mis mejores deseos de que te encuentres en Paz!
Así, si tienes (si tengo) interés, echamos a andar.
El interés, el verdadero interés, la “demanda interior” (dice Blay) es la flecha, la punta de lanza del desarrollo en el Yoga (y en cualquier sendero espiritual).
Pero no es algo que dependa de la voluntad, del esfuerzo. Se tiene o no se tiene, ha surgido o no ha surgido… Surge o surgirá cuando se den las condiciones kármicas, cuando sucede algo así como un “clic” en que uno se cansa de dar vueltas en esta rueda o samsara de placer-dolor, éxito-fracaso, me gusta-no me gusta, vida-muerte, etc. Surge o surgirá cuando uno se cansa de la continua insatisfacción, se cansa de apariencias y sueños (maya), se cansa de no-Ser… Se cansa de correr y correr, o, a veces, de correr y buscar… Y no encontrar. Y no llegar.
El interés, el verdadero interés puede asomar la cabeza con algún shock de la vida: alguna enfermedad, accidente, muerte, crisis económica, etc. Aunque suele “esconder la cabeza” rápidamente, cuando viene la calma o anestesia después del mismo. A no ser que el “terreno” esté abonado, preparado para aprovechar ese impacto.
Pero claro, si el terreno está abonado, casi cualquier circunstancia puede ser el detonador. Por ejemplo, cuando todo te va muy bien, superbien…, y, sin embargo, sientes un vacío, una insatisfacción de fondo, un sinsentido interior…
Y entonces empieza la búsqueda. O también el detonador puede ser un “maestro”, o un libro. ¿Quién sabe?
¿Y si no se tiene esa demanda interior, ese punzante interés por crecer, por descubrir “Quién Soy Yo”, por sentirse Completo? ¿Se puede hacer algo? Sí y no.
No se puede hacer nada, porque cualquier cosa que se haga viene del ego, de la “persona”, de la ilusión…, y la “demanda interior” viene de lo que está más allá del individuo, viene de lo trans-personal. Queda rendirse, aceptar (“Ishwara Pranidana”, 5o Niyama de Patanjali), pero como esto no es una técnica, el ego no lo puede practicar (“ego” y “Aceptación” son contradictorios). Sucederá cuando se den las condiciones, cuando el fruto esté maduro.
Y, al mismo tiempo, sí se puede hacer algo, y es “practicar”, purificar los instrumentos (cuerpo, respiración, mente), preparar el terreno para que cuando surja la demanda, la Voz Interior, la Voz del Silencioso Amo…, los “sirvientes” estén listos.
En cualquier caso, aunque creamos que no se puede hacer nada, haremos algo (asanas, pranayama, concentración, meditación, autoindagación, etc.), porque el impulso kármico de “hacer” estará en nosotros hasta la Liberación.
Podemos decir en que hay una etapa en que estamos anestesiados, dopados, estamos en una “honda avidya” (ignorancia, oscuridad). Luego, hasta que no sucede la llamada y practicamos Yoga (u otro sendero espiritual), en realidad, nos estamos preparando para él. Estamos “reconociendo la oscuridad”, reconociendo la “honda avidya”: no sabemos quiénes somos.
Más tarde, en algún momento, en alguna vida sucede la llamada… y es entonces, y sólo entonces, cuando comienza el Yoga.
Porque la llamada es la luz, la voz interior que nos guía, que nos motiva y nos impulsa… Aunque sea sólo una diminuta luz, esa luz es un anzuelo de la Verdad.
José Blázquéz García, director del centro de Yoga Sati.