La meditación durante la luna llena es una práctica que, según las creencias espirituales, se potencia por la energía de esta fase lunar. Aunque no hay estudios científicos que demuestren estos efectos, quienes la practican aseguran que puede ofrecer diversos beneficios a nivel físico, mental y espiritual.

Mujer en pose de meditación Luna llena

Resumen de los principales beneficios que se le atribuyen:

  1. Purificación y Liberación:

Se considera un momento ideal para soltar lo que ya no sirve: hábitos, emociones negativas, relaciones o patrones de pensamiento que limitan.

Ayuda a mover la energía del nadi IDA, promoviendo una sensación de renovación.

  1. Sanación y Equilibrio:

La energía de la luna llena se cree que tiene un poder curativo. Se utiliza para regenerar el cuerpo y la mente.

Contribuye a equilibrar las emociones y a reducir el estrés pues trabaja y prevalecen aspectos de IDA, que gobierna funciones nerviosas del sistema parasimpático.

Algunas personas reportan una mejoría en dolores físicos.

  1. Conexión y Consciencia:

Al meditar bajo la luz de la luna, se busca una conexión más profunda con el ser interior y con el universo.

Ayuda a aumentar la intuición y la claridad mental.

Fomenta la reflexión sobre el crecimiento personal y los cambios internos.

  1. Manifestación y Abundancia:

Se considera un momento de culminación y cosecha, ideal para reflexionar sobre los propósitos y metas.

Permite visualizar y manifestar objetivos, aprovechando la energía elevada de la luna.

Es importante destacar que la efectividad de esta práctica se basa en la creencia en el poder de la energía lunar y en la capacidad de la meditación para promover el bienestar. Se recomienda realizarla en un lugar tranquilo, preferiblemente al aire libre, y con una intención clara para aprovechar al máximo sus supuestos beneficios.

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