El mito de la Diosa Sati

El mito de la Diosa Sati

Sati representa la fuerza femenina (shakti) y es la primera encarnación de la Devi destinada a unirse al todopoderoso Shiva. Es la diosa de la longevidad marital y la felicidad.

Con el fin de que la Divina Madre encarnara en su linaje, el rey Daksha realizó durante miles de años diversos sacrificios y como resultado, nació Sati, que desde pequeña fue ferviente devota del dios Shiva.

Cuando llegó a la edad para el matrimonio, Sati se sumergió en duras pruebas de devoción a Shiva para ser digna del dios. Sin embargo Shiva se encontraba meditando en los montes del Himalaya y no fue conocedor de tal fervor hasta que otros dioses fueron a buscarle y le convencieron de la necesidad de ese matrimonio para el correcto funcionamiento del universo y la prosperidad de sus habitantes.

Durante 25 años vivieron felizmente en el Himalaya.

En una ocasión el padre de Sati, Daksha, realizó una ofrenda en sacrificio e invitó a todos los dioses, entre ellos, a Shiva. Los dioses se postraron ante él en agradecimiento excepto Shiva, que entendía que él, como dios, estaba por encima de los mortales y no debían inclinarse ante ellos. El rey, muy ofendido, le insultó delante del resto de invitados y le ignoró. Shiva, respetando a su suegro, se calló y abandonó la fiesta.

Algún tiempo más tarde, el rey Daksha quiso llevar a cabo otro sacrificio mucho más multitudinario. Todos fueron invitados excepto Shiva y sus seguidores.

Cuando Sati se enteró, primero preguntó a su esposo, quien le contó lo ocurrido anteriormente. Entonces Sati fue a pedirle explicaciones a su padre. Éste, muy enfadado la ignoró. La multitud, la ignoró. El resto de dioses, la ignoraron. Pero cuando Sati insistió en saber porqué se ofendía al dios más importante de entre todos los dioses, su marido Shiva, el rey Daksha comenzó a burlarse de él, a insultarle y a juzgarle por su aspecto.

Sati, llena de pena y dolor le dijo a padre que, ya que se avergonzaba de ella y para no tener obligaciones con él por haberle dado la vida, abandonaría su cuerpo físico.

Sati se encomendó al dios Agni, y a través de respiraciones y meditación, se inmoló.

Cuando Shiva se enteró entró en cólera, se arrancó una de sus trenzas (rastas) y la tiró con furia al suelo. De ese acto de ira, nace Virabhadra, el gran guerrero del dios Shiva.

Pero esa, ya es otra historia.