Virabhadrasana I, II y III. Historia y significado.
EL GUERRERO o LA LUCHA CONTRA EL EGO
El origen de esta secuencia de asanas viene de una bonita y trágica historia, y paradójicamente, con un concepto “violento”.
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Sati, devota de Shiva, se casó con éste en contra de los deseos de su padre, el rey Daksha.
Sin embargo poco después, la pareja sufre un desplante por parte de Daksha y tras una fuerte discusión en la que Sati le dice a su padre “como tú me has dado este cuerpo, no deseo estar relacionada con él”, se va a meditar. Por medio del trance y ejercicios de yoga, incrementó su fuego interno y se inmoló.
Shiva entró en cólera, y rasgándose sus vestiduras y tirándose del pelo, arrojó con furia uno de sus jatars (rastas) al suelo.
Y de la tierra, ahí donde arrojó su cabello, nació Virabhadra, su gran guerrero. (Virabhadrasana I)
Se cuenta que se desató una gran guerra de destrucción y muerte, la Tandava, en la que Virabhadra fijando su atención en cada uno de sus objetivos, no dejó a nadie vivo. (Virabhadrasana II)
Finalmente y por orden del Shiva, decapitó al rey Daksha. (Virabhadrasana III)
Una vez llevado a cabo su trabajo, Shiva llegó al Yagna y absorbió a Virabhadra en el mismo.
Fue entonces cuando Shiva se da cuenta de lo ocurrido y comienza a sentir pena y dolor, por lo que revive a todos los que fueron asesinados. Como el rey Daksha no tenía cabeza, le concede una cabeza de cabra.
Recogió el cuerpo calcinado de Sati y lo paseó por todo el universo, esparciéndolo.
Ahí donde cayeron sus restos, se dice que se formó el Shakti Peethas, los 51 lugares sagrados de la India.
Y Sati, volverá a renacer en otro cuerpo y estos amantes cósmicos se reencontrarán. Esa será la historia de Parvati y Shiva.
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Esta historia representa a Shiva y Virabhadra luchando contra el ego arrogante en nombre del amor y de corazón.
Así que en estas asanas no veneramos la violencia de esta escena de destrucción, sino que reconocemos a nuestro guerrero espiritual que todos los días lucha contra nuestro ego y avidya o ignorancia, lo cual es la fuente de nuestro sufrimiento.
Ten presente cuando realices estas asanas, que estás destruyendo tu ego. Igual que Virabhadra cuando resurge (Virabhadrasana I), descubre tu fuerza y poder también en tu vida diaria.
Como buen guerrero, desarrolla tu visión periférica sin dejar de concentrarte en tu objetivo es decir, sigue consciente de todo lo que te rodea, hagas lo que hagas y en cualquier momento, controlando no sólo lo externo; también tu realidad interna (Virabhadrasana II).
Se trata en definitiva, de mantener el equilibrio y la estabilidad interna y externa en las condiciones más adversas. En el camino hacia nuestra misión, es posible que descubramos una determinación que no sabíamos que teníamos para afrontar, tomar y ejecutar decisiones diarias. (Virabhadrasana III).
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Lo que la India me enseñó, Una historia masala, de AIDA MATEOS