Los 8 pasos del Yoga de Patanjali

Los 8 pasos del Yoga de Patanjali

Los 8 grados o disciplinas del Yoga se atribuyen tradicionalmente a Patanjali, en sus Yoga-Sutras. Este libro consta de ciento noventa y seis aforismos distribuidos en cuatro capítulos. En el segundo y tercero, se expone la estructura técnica para alcanzar el estado de Yoga. Como en una procesión o una escalera, cada estancia del sendero prepara al cuerpo y a la mente para la iluminación. Dicha estructura se conoce como el Ashtanga Yoga.

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Las 8 disciplinas del Yoga

Como en una procesión o una escalera, cada estancia del sendero prepara al cuerpo y a la mente para la iluminación

  1. Yama. Código de conducta social:

Se divide en cinco aspectos a evitar, aunque también pueden entenderse como votos:

  • Ahimsa. Actitud de no violencia hacia todos los seres y cosas.
  • Satya. Decir y defender siempre la verdad pero no usarla para herir a otras personas.
  • Asteya, o no robar. Esto aplica tanto para cosas materiales como intangibles, como la atención de los demás sólo para satisfacer tu ego. Honradez y honestidad.
  • Brahmacharya, que a menudo se traduce como “castidad”, pero que literalmente quiere decir “buscar a Brahma”. Quiere decir evitar la lujuria, en el sentido de relaciones sexuales superficiales que disminuyen nuestra energía; control de la energía sexual.
  • Aparigraha, o cultivar el desapego a las cosas materiales y buscar una vida simple. No ambicionar ni atesorar.
  1. Niyama. Código de conducta personal.

Son hábitos en el trato con nosotros mismos, que armonizan y purifican el mundo interno del adepto:

  • Shauca, o pureza, que se obtiene al cultivar los cinco aspectos del Yama. Se trata de una “limpieza” interna y externa, energética, o como dice la frase popular, “tratar tu cuerpo como si fuera un templo”.
  • Santosha, o satisfacción. Cultivar una actitud de contento.
  • Tapas, o austeridad. Se trata de alejar la mente, el habla y el cuerpo disciplinadamente de aquello que no aumente nuestra energía, de manera que estemos disponibles para fines espirituales más altos.
  • Svadhyaya. El autoestudio y estudio de los textos sagrados. Puede entenderse no sólo como el estudio de los Vedas y sutras de la tradición hinduista, sino por extensión el proceso educativo que promueve la conexión con lo que sea divino para ti.
  • Ishvara-pranidhana, o vivir con conciencia de lo divino. Se trata de cultivar devoción hacia lo que sea divino para ti, dios(es), Buda, los ancestros, etcétera.
  1. Asana. Postura física

Es la postura física utilizada en las prácticas del Yoga mental. Patanjali la define como una postura firme y confortable. Aunque en muchos estilos de yoga se habla de asanas como sinónimos de posturas, el asana del óctuple camino se refiere por extensión a la preparación del cuerpo para la meditación como Padmasana-loto, Siddhasana-perfecta o sukhasana-fácil. Son posiciones que equilibran los impulsos nerviosos, las energías internas y las sensaciones opuestas de calor-frío, placer-dolor, etc…. En Occidente, el yoga es visto a menudo como una forma de ejercicio y acondicionamiento físico, pero en la tradición se trata de aprender a controlar la posición del cuerpo durante largos períodos para evitar que éste sea una distracción durante la meditación.

Se trata de crear estabilidad física y mental par tener éxito en las siguientes etapas de Raja Yoga.

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Asana se consigue al liberar el cuerpo y la mente de la tensión y la impaciencia y meditar en el infinito.

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  1. Pranayama. Control de la energía por la respiración.

“Pranayama” se suele traducir como “control de la respiración” puesto que el prana, o energía vital, está íntimamente ligado a la respiración. En efecto, muchos maestros hacen hincapié en la importancia de la conciencia en la respiración, pero no como una forma de “control” sino para mantener la regulación energética del cuerpo. Al inspirar, nuestra energía sube; al expirar, baja. Cuando nos asombramos o algo nos hace felices inconscientemente metemos aire al cuerpo (“¡Ah!”), mientras que la tristeza y el abatimiento crean el efecto contrario al expirar. Más que controlar la respiración se trata de evitar que la mente se distraiga, promoviendo la concentración mediante los procesos de inspiración, retención y espiración de aire.

Consta de tres fases:

  • Puraka o inspiración
  • Kumbhaka o retención
  • Rechaka o espiración

La retención o pausa respiratoria tiene una importancia clave ya que en el estado de respiración suspendida, se produce la máxima focalización de la consciencia.

  1. Pratyahara. Interiorización.

Este escalón puede traducirse como “retirada” de los sentidos, de modo que la atención se interiorice. Se trata de retirar gentilmente nuestra atención en todo momento de cada cosa que ocurre a nuestro alrededor, de manera que podamos reconocer la naturaleza ilusoria de toda percepción sensorial e incluso emocional e intelectual. Es el proceso de interiorización en el que se disocia la consciencia respecto del entorno. La práctica de la asana y pranayama conducen a una progresiva desconexión de los estímulos exteriores; es entonces cuando la conciencia puede interiorizarse.

El aislamiento de la consciencia de los estímulos sensoriales y de la actividad psíquica genera un estado mental claro, sereno y atento.

  1. Dharana. Concentración

Es la palabra que mejor define al Raja Yoga. Cuando la influencia de los estímulos externos y de la actividad psíquica ha sido neutralizada por medio de pratyahara, la mente se fija en una sola cosa excluyendo las demás, lo que produce la unificación de la energía mental o concentración. Según Patanjali, la concentración o dharana implica “reunir el pensamiento en un lugar”, a la manera en que las hojas de un libro se encuentran “concentradas” en el libro. En esta práctica fijamos la mente en algún objeto que nos ayude a meditar, que puede ser físico como una flor, un mandala o una vela, o sonoro, como los mantras. Es la concentración sin esfuerzo, reposada.

Cuando la atención queda totalmente fijada en el objeto, la mente se inmoviliza y brota la experiencia meditativa -dhyana.

  1. Dhyana. Meditación.

La prolongación de la concentración-Dharana produce un estado de meditación que se llama dhyana, una meditación que no debe confundirse con “la nada” o el sentido de reflexión intelectual con que identificamos esta palabra en occidente. En dhyana la distracción no es un problema, porque la concentración sin esfuerzo ha rendido frutos. No se trata únicamente de la calma de la meditación, sino de llevar esa calma con nosotros a todos los aspectos de nuestra vida, a cada momento.

El estado de Dhyana el sujeto, el objeto de meditación y el proceso de meditar se fusionan formando una unidad. Es la antesala de la Consciencia Cósmica o Superconsciencia.

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  1. Samadhi. Superconsciencia.

Es el fin último a través del camino del yoga, pero describirlo en palabras sería un ejercicio vacío. Los maestros lo llaman “la unión con dios” y la alegría absoluta, contemplación pura y superconciencia. Aquí se han eliminado todas las oscilaciones de la mente y se descansa en aquello que es incondicionado.

Patanjali clasifica el samadhi en tres categorías cuyas fronteras son difíciles de fijar:

  • Savikalpa samadhi
  • Asampragyata
  • Nirvakalpa

El estado de samadhi es conocido en otras ramas del Yoga como el despertar de Kundalini-la energía espiritual del ser humano.

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Referencias:
Claves del Yoga, Swami Digambarananda Saraswati-Danilo Hernández.
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