Hacia atrás del final de la partida,
con los pies al revés de lo acordado,
donde el Sol se entrelaza con la Luna
y la Luna se subsume en ella misma.


Junto al fuego paciente cocinada,
la burbuja de Dios se sutiliza
y regresa más leve por el cauce
que conduce al origen de esta vida.


Tras las duras etapas ultraalpinas,
que aflojan del sadhaka sus reservas,
con más luz y frescor regresa a casa.


Con más Luz y Frescor se intensifica
la sed por las alturas del origen,
la mitad de la Verdad entrevelada.